Las guitarras siguen cantándome tu nombre.
Las canciones están confabuladas.
Seguramente hiciste un pacto con las flores,
los pájaros del patio, las hojas sobre el pasto.
Se presentan contigo cada día.
Pero este año, has regresado más que nunca.
He visto ensancharse la Alameda
para dar paso a aquellos hombres libres
que tanto nos costó poner sobre la Tierra.
Hubiera querido estar contigo
parada en plaza Baquedano
para iniciar aquellas caminatas
en que solo contigo me sentí segura,
sabiendo que el sueño era el mismo,
que lo llevábamos ahí,
un pedacito en la mochila
y una gran parte en el alma.
Hubiera querido que la vieras.
Nuestra niña que cargabas
en tus brazos,
ahora avanza sola, firme
llena de sueños y certezas.
bella, orgullosa, alegre,
henchida de futuro,
pisando con firmeza en el presente.
La veo caminar junto a miles de jóvenes
y pienso lo feliz que habrías sido.
Nuestro hijo, que trasunta tu bondad en su mirada,
continúa poniendo melodías a todas las jornadas.
La esperanza ha vuelto a alojar en nuestra casa.
Junto a ella, tu espacio en la mesa, continúa estando.
Laura
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